Madrugadas cómplices
profundos secretos
guardaste en tu regazo
mi eterno lucero
Tus ojos de perla miraban
mientras mis penas contaba
etérea y sublime menguabas
con taciturnas lagrimas
Fervientes sueños cobijados
entre tu manto de plata
suplicantes te pedían
que a tu lado me llevaras
Ya deje de mirar al cielo y pedirte niña luna que le lleves mis caricias y las poses en su cuerpo
eres tu y la luna hablando de una complicidad
ResponderEliminarMe ha gustado el aire místico de tus letras con la luna. La imagen del post y la de cabecera tienen un encanto especial.
ResponderEliminarUn abrazo